M. 1st love

El rugido de un motor acelerado me despertó, un ventilador blanco de aspas azules seguía girando en una habitación que parecía un horno, me voltee hacia mi lado izquierdo y mire el reloj que marcaba las tres de la mañana. Frunciendo el ceño recordé que solo tenía dos horas más para dormir antes de mi clase de seis; a quien se le ocurre programar clase de seis pensé, solo a mi, pero luego lo recordé, un beso robado en una banca frente a un lago en la integración de sistemas era la causa de mis madrugadas de los lunes.

Cerrando los ojos pase mi lengua por mis labios intentando replicar el calor, la ternura y suavidad de aquella memoria. Sonreí al pensar que en esa clase él estaría ahí, con sus ojos cafés que al mirarme siempre me aceleraban el corazón, recordé también que siempre me saludaba de la misma manera: “Hola Maria, ¿cómo estas? ¿cómo te sientes hoy?” me pareció que era un saludo muy formal para alguien de mi misma edad.

Suspire profundo y cuando desperté me di cuenta que la luz del sol ya entraba por mi ventana, salté de la cama, corrí a la sala y al ver la hora grité: “mierda! es tarde, no alcanzó a llegar”, mi mamá que me miró sorprendida me dio un café y me mandó a bañar. Salí de la casa, tomé el bus y después de 20 minutos de música rompe tímpanos llegue a la universidad, eran las 7:50 am. Al entrar pensé que ya no lo vería, probablemente ya se había ido, de pronto un pequeño golpeteo a mi brazo izquierdo, al girar mi cabeza lo vi, era él con una sonrisa y de su boca un: “Hola Maria, ¿cómo estas? ¿cómo te sientes hoy?”